
TIEMPO DE ROTACIÓN.
Tenemos la tormenta perfecta. La vida cada vez más cara, mercado laboral muy tensionado porque hay empleo, personal cada vez más formado, talento desleal y sin compromiso y facilidad para situarse en el mercado laboral como “buscador activo” de un nuevo empleo.
No me he encontrado en otros tiempos con esta conjunción de actores que dificultan, por este lado el trabajo de RRHH. Pues además a lo anterior se añade lo ya habitual,
- Sectores muy precarizados con bajos salarios y malas condiciones.
- Gurus vendedores de formatos de selección
- Empleo publico en crecimiento y con mejores condiciones
- Reclutadores y cliente finales reacios a la selección joven y también veterana (no siempre me creo que nuestros jóvenes no están formados, no tienen actitud y les falta experiencia).
Y mientras, y poniendo los pies en la tierra, intento aquí mostrar, desde una realidad terrenal, porque nuestro personal, esta en el mercado y finalmente puede abandonar la empresa.
Aplicar a una oferta de trabajo/Dejar un puesto de trabajo
Dejar un puesto de trabajo requiere antes, aplicar a una oferta, pero no siempre aplicar a una oferta llevara a dejar un puesto de trabajo.
Por ello, me gustaría citar algunas razones por las que los profesionales, también deciden aplicar a ofertas (y no olvidemos que actualmente en muchos casos esas aplicaciones están “a golpe de click” y existe mucha facilidad para ello), pero sin interés real en cambiar.
1.- Nuevo paradigma del compromiso. Ya no hay una fidelización con la empresa y el puesto para toda la vida. Depende el país, pero ya desde la crisis del 2008, en Europa más si cabe, poca gente se “casa” con su empresa para toda la vida.
2.- Cambiar de empleo se ha convertido en una rutina. Unido a lo anterior, actualmente y más allá de posiciones, la nueva rutina lleva a cambiar de forma más habitual.
3.- Nuevas generaciones habituadas a las redes sociales. La mayor parte de las ofertas ya están en las redes sociales o en aplicaciones de empleo, donde quienes se han incorporado al mercado laboral en los últimos 15 años, son muy activos.
4.- Competitividad constante. Se quiere medir el grado de competitividad de cada uno y nuestra empleabilidad. ¿Cómo me vería ahora el mercado laboral? Y para comprobarlo que mejor que participar en un proceso de selección.
5.- Mejora interna. Del punto anterior, crecer, me serviría en mi actual empresa para pedir/suponer un desarrollo profesional y retributivo.
Y una vez aplicado, pasado el proceso de selección y aceptada la oferta, se cambia y estas pueden ser algunas de las razones:
1.- Mi trabajo no me gusta. Me han vendido tan bien el puesto de trabajo en la entrevista que estoy entusiasmado por empezar a trabajar. Pero una vez dentro y pasados un par de meses, me he dado cuenta de que no se corresponde con lo que me dijeron, o no es lo que buscaba.
2.- No me llevo bien con mi jefe. Aquí debemos hablar de los jefes-director, no del jefe de nuestro jefe. De hecho, los mandos intermedios, para bien y para mal, son quienes más contribuyen a generar un buen o un mal ambiente laboral.
3.- Hay muy mal ambiente y desorganización. Ambientes tóxicos y poco amables en el entorno laboral, además de ser muy desagradables, desencadenan un malestar continuo y generalizado que provoca una bajada de productividad enorme.
4.- Formación. No se me imparte la formación requerida para desempeños nuevos o actualizaciones. Tanto formación reglada como la experiencia adquirida en los diferentes puestos.
5.- No me siento identificado con la cultura de la empresa. Los valores de la empresa, su filosofía, su forma de hacer las cosas… Estos detalles pasan desapercibidos en muchos procesos de selección y, sin embrago, es vital que el trabajador esté alineado con la cultura corporativa.
6.- Rumbo estratégico de la empresa. Diferentes cambios en la empresa pueden hacer que el rumbo que ha tomado no sea el que yo quiera o hubiese deseado.
7.- Proyección, desarrollo profesional. Hay perfiles que no quieren quedarse estancados y necesitan desarrollo profesional, tener la posibilidad de crecer, promocionar. Necesitar ver esos itinerarios en la empresa actual.
8.- No me siento realizado con mi trabajo, desmotivación. Necesito algo más. Nuevos retos, emprender dentro de la empresa, una experiencia internacional, participar en proyectos …
9.- Déficit en la comunicación. Sobre la empresa, los resultados, los planes, etc.. Desde nuestros jefes superiores a la propiedad. A nivel corporativo, debemos hacer partícipes a los trabajadores de las metas que persigue la empresa, las prioridades, objetivos que se han conseguido, a dónde queremos llegar… es básico para darle sentido a nuestra permanencia en la empresa. Y a nivel individual, debemos reconocer los logros e hitos que se van cumpliendo gracias al trabajo diario.
10.- Exceso de información. Conozco datos y resultados de la empresa y sé cómo va y sin embargo eso no se traslada a mis condiciones y retribución.
11.- Calidad de vida. Quien se incorpora desde hace unos años al mercado laboral, ya no solo busca desarrollo profesional, también calidad de vida. (Flexibilidad horaria, conciliación, teletrabajo).
12.- Sueldo. Si no pagamos una retribución competitiva y de mercado, con una justa actualización periódica, depende el puesto, el mercado puede robarnos a nuestros profesionales.
Y por último…
13.- Razones Personales. Y las que inclinan la salida. Particulares, muy variadas, que en último término solo conoce la persona, y que seguro le están influyendo desde que tomó la decisión de aplicar.
Si, por las últimas en negrita, porque no lo olvidemos, suelen ser las más importantes y esas ni las controlamos ni conocemos y serán de lo más variado.
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