DARSE LA VUELTA Y TIRAR LA TOALLA
Recientemente alguien me decía que tiraba la toalla, que bajaba los brazos, que no aguantaba más en su trabajo y que pedía la cuenta. La situación era tal que el grado de frustración le impedía continuar. No aportaba porque no le dejaban. Quería, sabía, conocía pero no podía. Le resultaba imposible poner en practica sus conocimientos y amplia experiencia. Había intentado mostrar y aplicar su amplia experiencia. Sin embargo, me contaba humillado y frustrado, la realidad era que todos los días desde que se incorporo, se encontraba con un muro. Un muro de "intolerancia profesional" hacía sus aportaciones. Quería y sabía que hacer y aplicar pero no podía ni le dejaban.
Mi pregunta muy rapida:
.- ¿Te has equivocado de proyecto, de empresa?
Respuesta:
.- No, rotundamente no!
Solo que una vez en su puesto, con su experiencia, sus conocimientos, sus ideas, sus proyectos, sus ganas e ilusiones, vio que no iba a encajar en la cultura de la organización (que no existe me dice....), en los estilos de liderazgo, en las formas de gestión...
Todos los días, ya desde primera hora de la mañana, se mira al espejo y cree en él. Se anima, se conjura para resistir, para conseguir aguantar ese día. Se sabe conocedor de sus valores, de sus límites. De lo que conoce pero también de sus carencias. De lo que es capaz de aportar y de lo que aún debe aprender. Incluso intenta motivarse con esas frases grandielocuentes que todos los días circulan por las redes sociales llenas de animo y de grandes dosis de positivismo. Pero ni por esas. Pisar la oficina es hacerse la noche.
.- Lo he intentado todo,me dice. Pero ya no puede.
Ha tirado la toalla. Ha tenido, además de sus conocimientos, la voluntad. Pero le ha resultado imposible continuar. No es capaz de decirme si era algo contra él como persona. Pero me dice, casi entre lagrimas, que no era capaz de resistir su "invisibilidad laboral". Por ello, aunque ha querido, no puede.
Situaciones similares nos pueden pasar en otros ambitos. En las actividades donde me muevo, la montaña y el running, también en ocasiones me he encontrado con momentos y circunstancias, propias o externas y sobrevenidas, que me han impedido continuar. A pesar de que estaba todo bien planificado, contaba con el entorno adecuado y pensaba, que también mis condiciones eran las mejores, no siempre he podido.
Y hasta entonces había escuchado muchas veces aquello de que si la cabeza quiere, aunque las piernas no aguanten, podemos lograr los objetivos. Pues no!. Puedo confirmar, y ahora entrare en detalles, que la cabeza quería, la preparación era la adecuada y el entorno el envidiable. Sin embargo, mi cuerpo dijo basta, que no, que le resultaba imposible continuar y que lo oportuno era darse la vuelta.
Me ocurrio hace ya unos años en un intento de ascensión al Vignemale desde el refugio de Bujaruelo. Como indicaba, todo preparado, todo listo y las condiciones las adecuadas.
Iniciamos la marcha aún de noche desde Bujaruelo. Rápidos y con fuerzas para alcanzar el espectacular Ibon de Bernatura. Si bien de noche, la oscuridad oculta las rampas que vamos ascendiendo, los esfuerzos delatan que los tramos que ascendemos requieren fuerza e impetu. Una vez en el Puerto de Bernatura, iniciamos el descenso por el valle de la Canau. Todo parece que marcha, empero no acabo de sentirme agusto. Es entonces, en pleno descenso, cuando comienzo a tener la sensación que los tiempos que llevamos, no son los adecuados. El ritmo es bueno, pero no los horarios.
Desde la Cabaña de Lourdes, iniciamos la suave ascensión por el embalse de Ossoue para afrontar ahí las primeras rampas que nos aproximaran al glaciar. Ahi, voy perdiendo progresivamente distacia con mi compañero Roberto. Quizás demasiado peso en la mochila, quizás obsesionado con el horario, necesito parar más de lo habitual para hidratar. Acción que incluso me obliga a recoger agua en los arroyos que nos acompañan.
Tras varias horas de penosa ascensión y teniendo la belleza del Glaciar de Vignemale al alcance de mis manos, me paro y desisto. Quiero pero no puedo. Son las dos de la tarde, nos quedan aún tres horas mínimo de ascenso y las fuerzas no me acompañan. No tengo ritmo para continuar. La belleza que tengo frente a mi me invita a seguir. Mi cabeza, a pesar de las dudas, también, pero las fuerzas me han abandonado. Además, ya no se dan las condiciones. Es tarde para seguir ascendiendo y mi estado físico es un serio contratiempo para continuar y terminar bien la actividad. QUIERO PERO NO PUEDO!!!!.
Concluimos que no es posible continuar. Que debemos alcanzar el refugio de Bayssellance y dejarlo para otra ocasión. Así lo hacemos y aun tenemos la oportunidad de hacer un tres mil menor, el Petit Vignemale, para confirmar, que a pesar de darse muchas de las condiciones para conseguir el objetivo, no se daban todas y en cualquier caso, las circunstancias y sensaciones sobrevenidas me impedían avanzar en condiciones. .
Con todo, ahí lo dejamos. Para otra ocasión, para un nuevo proyecto, donde todas las condiciones se den. Donde queramos y podamos.
Juanjo dice
Que gran historia!!!… Y que gran verdad!!!
Imanol dice
Claro Juanjo. Nos debe servir para todos los ámbitos de nuestra vida. Porque no siempre podemos y podemos dar un paso atrás en el momento oportuno o “morir” y frustrarnos para no conseguirlo. Porque no siempre podemos. Hace unos años un reputado entrenador de baloncesto decía que el “cansancio no existe”. Vaya si existe!. Y nos lo encontramos en lo profesional, en nuestra actividad física, en lo emocional. Y ahí es donde debemos darnos cuenta, pensar y echarnos a un lado si es necesario. Seguro que mañana volvemos y lo conseguimos. Gracias y un saludo.
Juan dice
Muy sincero y realista narración.
Gracias por tu.aportación
Imanol dice
Gracias Juanjo. Es que es real como la vida misma. A veces, siempre incluso, nos gustaría, pero no siempre se puede. Por eso también señalo ejemplos de la montaña. A veces, aunque se dan muchas condiciones algo falla que te impide continuar.
Gracias!!!
Iñaki dice
Una buena historia en la que muchas personas se pueden ver reflejadas o pueden identificar en su entorno. En todo caso, una estupenda oportunidad para reflexionar.
Imanol dice
Gracias Iñaki. Hay ocasiones que debemos parar y ver cual es el mejor camino. En cualquier ámbito de la vida. Y quizás la mejor ruta pueda ser darse la vuelta y esperar/buscar otra oportunidad.
Roberto Gil dice
Bravo Imanol.
Nos queda pendiente.
Imanol dice
Esa la conseguiremos con el aprendizaje de aquella ocasión. Porque siempre tendremos ahí la cima y aquí uno que igual esta en mejores condiciones. Porque no fallaba ni la cordada, ni en el entorno, ni la montaña. Pero a veces saber echarse a un lado puede resultar lo acertado. Allí volveremos claro!!!!
Jon dice
Yo me siento identificado con el trabajador, no con el montañero.Años viendo como el hijo de papá progresa aunque sea un maula
Imanol dice
¿Y progresa por ser el hijo de papa?. Será de algún padre muy particular. ¿y es de los que además profesa la “intolerancia profesional” hacía otros compañeros y colaboradores?. Lo digo porque en ocasiones hemos visto algún caso que compartían ambas actitudes.
Muchas gracias Jon
RoberMG dice
Una gran historia que refleja la triste y decadente realidad laboral ….. Inimaginables ocasiones para unos pocos “oportunistas” y precariedad total de supervivencia para muchas “necesitados”
Bravo Imanol……
Imanol dice
Realmente Roberto, conocemos pocas realidades cercanas y si muchas de “oídas”. Pero si podemos comprobar que hay ocasiones que no estamos en “nuestro” lugar. Contaba en un post anterior en el este blog que el año pasado planifique mis entrenamientos para una media maratón en Mayo. La semana antes me lesione y tuve que parar más de un mes. Parece que no tenía que “correr” esa cita…
Gracias Roberto.
Imanol dice
En ocasiones debemos darnos la vuelta. Muy sabia decisión Alex Txikon. Eso te hace más grande.
https://www.elconfidencial.com/deportes/alpinismo/2018-02-26/alex-txikon-everest-cumbre-invierno-oxigeno_1526895/