
PRUEBA POPULAR POR MONTAÑA EN RECUERDO DE ALBERTO ZERAIN
En ocasiones, hay deportistas, personas, que más allá de los logros, hazañas y triunfos conseguidos, dejan tras de si una imagen de “buena gente” muy por encima de los éxitos alcanzados. Si a ello, desgraciadamente, unimos que su desaparición se ha producido en dramáticas circunstancias, pues algunas actividades deportivas suponen un alto riesgo, engrandecen quizás la leyenda que el protagonista ni quería ni esperaba.
Sirva la presente para dejar constancia que no conocía personalmente a Alberto Zerain, pero si seguía lo que hacia, como lo hacia igual que a su compañero de la desaparecida cordada Mariano Galvan. Solo de referencias, de amigos comunes, de aficiones, de admiración, de ejemplo incluso. Y por ello su desaparición, no por no esperada desde el momento de la falta de noticias, afecto como si de alguien cercano se tratará.
Por ello si cabe, en el día de su memorial, era necesario estar allí. Y correr, andar, por los lugares donde caminaba y entrenaba, por los bosques, caminos, cuestas y montes donde habitualmente yo también practico.
El día amanecía con nieblas pero el sol ya anunciaba que pronto disfrutaríamos de sus rayos. Quizás desde la arista Mazeno, allá en el Nanga Parbat, alguien tenga algo que decir.
Quinientos aficionad@s allí nos juntamos, para disfrutar del paseo, de las rutas, de 20 km por espacios muy familiares. Algunos para caminar, otros para entrenar mientras corremos por el camino marcado, tod@s sabiendo porque estamos ahí.
Desde Subijana de Alava, lugar de residencia de Zeras, a las puertas de Vitoria, en las faldas de sus momentos, pasando por el Puerto la Tejera, Peña Mayor, Alto de Busto, Zaldiaran, Eskibel, Barranco la Tejera y otra vez Subijana, disfrutando de la mañana y otra vez de la organización de la Sociedad Excursionista Manuel Iradier.
Esta vez, quizás el motivo o la tranquilidad, durante los primeros 15 kilometros no he necesitado la música para distraerme. Mi cabeza no iba perdida, solo distraída en el trayecto, los caminos, el momento. Sin buscar razones y soluciones a lo que pasa. Y solo muy al final, y un poco ya por rutina, la música me ha vuelto a acompañar y las casualidades (Sinkope), sonaba con sus letras…
Veo venir negra la orilla,
ya siento en mis costillas, golpes de viento mojao’.
Veo venir negra la orilla,
voy desabrigao’ y me chilla, voy a verte sonreír.
Veo venir negra la orilla,
me alcanza y viene de rodillas, será que me he descuidao’.
Veo venir negra la orilla,
si la tormenta me pilla, que sea en mitad de ti.
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